METÁFORA DE UN TIEMPO INTERIOR
El 22 de mayo de 1900, cuando se abría un nuevo siglo, Elizabeth enviaba una carta a sus hijos, venidos a este país, quienes con el desarraigo cerraban la historia de la familia del otro lado del mapa.
El 22 de mayo del 2000, la autora, Elena Spengler, realiza otro viaje por los documentos y objetos conservados de su historia familiar, en un viaje hacia un tiempo interno que es el tiempo de la rememoración.
El tiempo se abre a la experiencia del presente que se convierte en metáfora de un tiempo interior, de una relación muy íntima con los objetos que se reservan y resguardan, pero a la vez, se exhiben y muestran. En la rememoración, infinitos pasados irrumpen en la actualidad y cada objeto se vuelve irrepetible. Cada objeto revivido sólo vale al interior de un pasado al que nos precipita mediante la evocación.
La obra se resuelve mediante técnicas mixtas y óleos y en la vibración del color aborda la problemática del paisaje que se presenta como lugar, como destino de este lado del mapa y como reminiscencia de las tareas de labranzas y la evocación de la vida rural.
Texto prof Adriana Varela